Una empresa recién constituida por lo general es pequeña y tiene una sola planta de producción y un bajo número de clientes. Normalmente las entregas a los clientes se realizan directamente desde la planta de producción, sin pasos intermedios.
Sucesivamente la empresa vive una fase de desarrollo en términos dimensionales y geográficos. Aumentan los productos (que pueden ser fabricados en diferentes plantas) y los clientes (que pueden estar localizados en zonas más distantes que la de los primeros clientes).
Para suministrar una amplia variedad de productos a los clientes más lejanos podrían resultar necesarias las primeras infraestructuras locales, desde donde hacer transitar la mercancía para la posterior entrega.
Pero esto no es suficiente. Hay que incrementar también el servicio al cliente. A menudo resulta indispensable organizarse con una red distributiva muy compleja, desarrollada en varios niveles (fábricas, depósitos regionales, depósitos locales, etc.), que permita acercar la mercancía a clientes cada vez más numerosos y dispersos.
Considerando la componente del sistema logístico «red distributiva» desde un punto de vista evolutivo, y analizando cómo evoluciona generalmente una red durante la vida de una empresa, podemos identificar sustancialmente dos grandes cambios:
1. La consolidación de la posición de mercado
Tras la fase de expansión, la empresa normalmente entra en una fase de consolidación de su posición de mercado, su actividad y sus clientes. En esta fase el concepto inspirador de cualquier estrategia suele ser un concepto de eficiencia. El propósito es seguir ofreciendo un óptimo nivel de servicio pero sin derroches.
La red distributiva se analiza atentamente y se racionaliza: se conservan las fábricas y los almacenes regionales; se reducen los depósitos locales. Probablemente será cada vez mayor el número de clientes que realiza pedidos consistentes que se pueden enviar directamente desde la fábrica o desde el almacén regional.
2. La búsqueda de rentabilidad
Esta búsqueda es dominante tanto en caso de buena evolución de la actividad (cuando se ha invertido bastante y es hora de recoger los frutos) como en caso de «crisis en el horizonte» (cuando hay que hacer sólo elecciones que garanticen un beneficio inmediato).
En estas situaciones, la red se modifica una vez más. Prácticamente el proceso de racionalización iniciado en la fase anterior asume una connotación más marcada y todas las estructuras se ven afectadas: menos fábricas, menos depósitos, menos clientes (se mantienen sólo los más importantes). La red distributiva ahora se asemeja más a la de la primera etapa de la evolución de la empresa.
Evolución de las principales variables logísticas al variar la complejidad de la red
Las variables que vamos a considerar son 7:
1. Servicio al cliente
Con una red distributiva compleja se obtiene normalmente un nivel de servicio al cliente más alto que con una red simple. Con muchos nodos/almacenes llenos de existencias y cercanos a los clientes aumenta la posibilidad de atender a los clientes más rápidamente.
2. Coste del transporte primario (de nodo a nodo)
Con una red distributiva compleja se genera normalmente un coste del transporte primario más alto que con una red simple. En presencia de muchos nodos/almacenes es necesario efectuar numerosos traslados de mercancía de nodo a nodo.
3. Coste de la distribución local (de nodo a cliente)
Con una red distributiva simple se genera normalmente un coste de la distribución local más alto que con una red compleja. En presencia de pocos nodos/almacenes la entrega final de la mercancía a los clientes implica recorridos más largos.
4. Inversiones fijas en estructuras
Una red distributiva compleja es una red distributiva «compuesta» por varias estructuras (almacenes). Como las estructuras tienen un coste, una red distributiva compleja debe sostener más inversiones en estructuras fijas que una red simple.
5. Inversión en existencias
¿Qué sentido tendría disponer de una red distributiva con muchos almacenes (compleja) pero vacíos? Ninguno. Por lo tanto, una red distributiva compleja normalmente requiere ingentes inversiones en existencias de producto acabado para tenerlas a disposición en puntos cercanos a los clientes. En cambio, una red simple (con pocos almacenes) tendrá pocas existencias.
6. Eficiencia de la mano de obra
Una red distributiva simple normalmente requiere una mayor eficiencia de mano de obra (entendida como productividad distributiva) que una red distributiva compleja. Normalmente, pocos almacenes grandes se pueden organizar (y automatizar) mejor que muchos almacenes pequeños. Una buena organización garantiza una mejor eficiencia.
7. Costes generales
Los costes generales de gestión suelen ser proporcionales al número de estructuras fijas a gestionar. Las redes distributivas complejas normalmente tienen costes generales mayores que las redes distributivas simples.
¿Cómo definir una nueva red distributiva?
La definición de una nueva red distributiva consta de 5 pasos principales:
1. Mapeado de los flujos
Se trata de «fotografiar» el flujo de mercancía que deberá transitar en la nueva red distributiva para llegar a los clientes y componer una tabla de orígenes-destinos que indique las cantidades de mercancía a transferir.
2. Selección del nivel de servicio a ofrecer a los clientes
Se trata sustancialmente de establecer la velocidad, puntualidad y precisión de entrega que la empresa piensa ofrecer a sus clientes. Esto es muy importante porque tenemos que construir un sistema logístico que asegure efectivamente el servicio que consideramos determinante para ser competitivos.
3. Identificación de configuraciones compatibles
Se trata de pensar un número de combinaciones (4 o 5 al máximo) de almacenes de fábrica, almacenes centrales, depósitos periféricos, puntos de tránsito, racionalmente distribuidos en el territorio, que permitan efectuar la entrega de la mercancía a los clientes de manera eficaz.
4. Cálculo de los costes logísticos
Se trata sustancialmente de calcular los costes logísticos de cada una de las configuraciones imaginadas en el punto anterior. Prácticamente hay que simular el funcionamiento de la red y calcular los costes que se generarán con la gestión del flujo de mercancías de la empresa en las distintas hipótesis definidas anteriormente.
5. Elección final
Sobre la base de todos los elementos y todas las consideraciones realizadas hasta ahora se elegirá la configuración más adecuada para la red distributiva de la empresa.
Teóricamente la tarea es muy sencilla: elegir la configuración que presenta el menor coste logístico total. Sin embargo, pueden presentarse dos problemas:
- La elasticidad de los costes al variar los flujos
Es importante tratar de simular los costes de las distintas alternativas con flujos ligeramente diferentes para entender cómo responden las distintas configuraciones. Está claro que una configuración poco elástica a la variación de los flujos, si no es mucho más costosa que las otras, presenta una ventaja más. - El aspecto organizativo
¿Qué tenemos que hacer si dos o más configuraciones presentan más o menos los mismos costes? Elegir la que presenta la menor complejidad organizativa. Si esta operación presenta pocos problemas, todo el proyecto será un éxito; en caso contrario, todo habrá sido inútil.